PREGUNTAS FRECUENTES
sobre el Comercio Internacional Colombiano

La canalización de divisas es el proceso mediante el cual las empresas deben registrar y legalizar pagos internacionales a través del mercado cambiario regulado.

En Colombia, el Banco de la República exige que las operaciones de comercio exterior se realicen mediante un Intermediario del Mercado Cambiario (IMC) o una cuenta de compensación registrada. Esto garantiza el cumplimiento normativo y evita sanciones.

El mercado cambiario colombiano está regulado por el Banco de la República y supervisado por entidades como la DIAN y la Superintendencia Financiera.

Para importar o exportar bienes y servicios, las empresas deben registrar sus transacciones y legalizar los pagos internacionales mediante un IMC o una cuenta de compensación.

Para recibir pagos internacionales, las empresas deben contar con una cuenta bancaria en Colombia, presentar la documentación comercial que respalde la transacción (factura y declaración de cambio, si aplica), y cumplir con los requisitos de registro ante la DIAN en caso de tratarse de operaciones de importación o exportación.

Existen varias opciones: pagos a través de bancos tradicionales con intermediarios financieros, uso de cuentas de compensación registradas o soluciones fintech como Global66 que permiten transferencias internacionales con menos costos y procesos más ágiles. Elegir la opción adecuada depende de factores como costos, rapidez y cumplimiento normativo.

El plazo varía según el tipo de operación, pero en general, las divisas deben canalizarse en un período máximo de seis meses desde la fecha de la transacción. Este plazo puede cambiar según la normativa vigente del Banco de la República.

Los costos pueden incluir comisiones bancarias por intermediación, doble conversión de moneda en algunos casos, cargos por transferencias SWIFT y costos adicionales asociados a la fluctuación de la tasa de cambio. Es importante revisar las condiciones de cada entidad antes de realizar pagos internacionales.

Algunas estrategias incluyen negociar pagos en la moneda de origen, utilizar cuentas de compensación para optimizar la conversión de divisas, evitar intermediarios innecesarios y comparar tasas de cambio y costos de transacción entre bancos y fintechs.

Los tiempos de procesamiento dependen del método utilizado. En los bancos tradicionales, las transferencias pueden tardar entre tres y cinco días hábiles, mientras que las soluciones fintech pueden procesar pagos en menos de 48 horas.

Las empresas que deseen importar productos a Colombia deben cumplir con una serie de requisitos administrativos, fiscales y aduaneros. El primer paso es estar registradas ante la DIAN (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales) como importadores.

Luego, deben obtener un Registro de Importador y verificar si los productos requieren permisos especiales de entidades reguladoras, como el INVIMA para productos de salud o el ICA para productos agrícolas.

Al momento de la importación, las empresas deben presentar los siguientes documentos:

• Factura comercial emitida por el proveedor en el exterior.
• Lista de empaque, que detalla la cantidad y características de la mercancía.
• Certificado de origen, si aplica para beneficios arancelarios en acuerdos comerciales
• Documento de transporte (guía aérea, conocimiento de embarque o carta de porte)
• Declaración de importación, que se presenta ante la DIAN junto con la liquidación de impuestos y aranceles.

Además, es fundamental asegurarse de que la mercancía cumpla con las normativas de etiquetado, registro y estándares de calidad exigidos por la legislación colombiana.

Al importar productos a Colombia, las empresas deben pagar:

• Arancel de importación: Varía según el tipo de producto y su clasificación en el Sistema Arancelario Andino (SAE). Puede ir desde el 0% hasta el 35%.
• IVA (Impuesto al Valor Agregado): Se aplica sobre el valor CIF (Costo, Seguro y Flete) de la mercancía y puede ser del 5%, 19% o exento, dependiendo del producto.
• Tasa de la DIAN: Cargo administrativo por la presentación de documentos de importación.
• Otros impuestos: Pueden aplicar tributos adicionales según el sector, como el impuesto al consumo para ciertos bienes.

El tiempo varía dependiendo del país de origen, el tipo de mercancía y la eficiencia del proceso de nacionalización.

En promedio, una importación puede tardar entre 7 y 20 días hábiles desde el envío hasta la entrega de la mercancía en Colombia. Factores como inspecciones aduaneras, permisos sanitarios y demoras en los puertos pueden alargar el proceso.

Al importar productos a Colombia, las empresas deben pagar:

• Registro en el Registro Nacional de Exportadores (RNE) ante la DIAN.
• Obtención de permisos y certificaciones según el tipo de producto, como certificados sanitarios, fitosanitarios o de calidad.
• Negociación y preparación del contrato de exportación con el comprador en el exterior.
• Emisión de documentos comerciales, incluyendo factura comercial, lista de empaque y documento de transporte.
• Presentación de la Declaración de Exportación, a través del sistema de la DIAN.
• Legalización de divisas en el mercado cambiario mediante un Intermediario del Mercado Cambiario (IMC) o una cuenta de compensación.

Los documentos básicos para una exportación incluyen:

• Factura comercial con los datos del exportador y comprador.
• Lista de empaque detallando el contenido del envío.
• Documento de transporte (conocimiento de embarque, guía aérea o carta de porte).
• Certificados sanitarios y de calidad, dependiendo del producto.
• Declaración de exportación, exigida por la DIAN para formalizar la salida del país.
• Certificado de origen, si se busca acceder a beneficios arancelarios en mercados con acuerdos comerciales.

Sí, las exportaciones colombianas cuentan con incentivos como:

• Exención de IVA en la venta de bienes destinados a la exportación.
• Zonas Francas con beneficios tributarios y aduaneros.
• Acuerdos de libre comercio que reducen o eliminan aranceles en mercados clave.
• Devolución de impuestos a través de mecanismos como el Drawback.

Las empresas colombianas están obligadas a canalizar sus pagos y cobros internacionales a través de Intermediarios del Mercado Cambiario (IMC), como bancos o entidades financieras autorizadas.

También pueden utilizar cuentas de compensación, que les permiten manejar divisas directamente, aunque requieren registro ante el Banco de la República.

Los pagos internacionales pueden estar sujetos a:

• Impuesto de timbre del 0.3% en ciertos giros al exterior.
• Retención en la fuente del 15% al 33% en pagos por servicios prestados fuera de Colombia.
• IVA sobre servicios digitales importados, aplicable a empresas que contraten software o plataformas en línea.

Es recomendable revisar cada caso con un contador especializado en comercio exterior para evitar sanciones o sobrecostos tributarios.

Para evitar sanciones, las empresas deben cumplir estrictamente con la normativa aduanera y cambiaria, asegurarse de que sus registros contables reflejen correctamente las transacciones en divisas y presentar a tiempo las declaraciones de cambio y documentos exigidos por la DIAN y el Banco de la República.

También es importante realizar auditorías internas para detectar posibles errores en el cumplimiento normativo.

Las empresas pueden elegir entre transporte marítimo, aéreo, terrestre o multimodal. El transporte marítimo es la opción más utilizada para envíos de grandes volúmenes y mercancías pesadas, con Colombia operando a través de puertos clave como Buenaventura, Cartagena y Barranquilla.

El transporte aéreo es más rápido, pero con costos más elevados, por lo que suele reservarse para envíos urgentes, de alto valor o productos perecederos.

Para el comercio con países vecinos, el transporte terrestre es una alternativa eficiente, especialmente para operaciones con Ecuador y Venezuela. En algunos casos, el transporte multimodal, que combina distintos medios, permite optimizar costos y tiempos de entrega.

El costo de flete depende del medio de transporte, el peso y volumen de la carga, la distancia entre origen y destino, la temporada del año y el tipo de contrato logístico.

En transporte marítimo, las tarifas se determinan por contenedor, con opciones estándar como el contenedor de 20 pies (TEU) y el de 40 pies (FEU).

En transporte aéreo, el costo se calcula según el peso volumétrico de la carga, lo que significa que el espacio que ocupa es tan relevante como su peso real.

El costo de un flete marítimo varía según la ruta y la temporada. Para un contenedor de 20 pies, la tarifa puede oscilar entre $2,000 y $6,000 USD, mientras que para un contenedor de 40 pies, los costos pueden superar los $10,000 USD en rutas de alta demanda.

Factores como congestión portuaria, costos de manipulación y seguros pueden afectar el precio final.

Los tiempos de entrega dependen del medio utilizado. En transporte marítimo, los tiempos de tránsito pueden variar entre 15 y 45 días según el destino.

En transporte aéreo, una importación o exportación puede completarse en un plazo de 24 a 72 horas, dependiendo de las conexiones y regulaciones aduaneras. El transporte terrestre dentro de Sudamérica suele tardar entre 5 y 10 días.

Cada operación de comercio exterior requiere documentación específica. La factura comercial y la lista de empaque son documentos esenciales en cualquier importación o exportación.

El documento de transporte varía según el medio utilizado: el Bill of Lading (BL) en transporte marítimo, el Air Waybill (AWB) en transporte aéreo y la Carta de Porte en transporte terrestre. En algunos casos, se requiere un certificado de origen para acceder a beneficios arancelarios en tratados de libre comercio.

El Bill of Lading es el documento principal en transporte marítimo. Sirve como contrato de transporte entre el exportador y la naviera, actúa como recibo de la carga y, en algunos casos, es un título de propiedad de la mercancía. Su correcta gestión es clave para evitar problemas en la recepción de la carga en destino.

Los Incoterms (International Commercial Terms) son reglas internacionales que determinan las responsabilidades del comprador y el vendedor en una transacción de comercio exterior. Establecen quién asume los costos y riesgos en cada etapa del transporte.

Algunos de los más utilizados son FOB (Free on Board), donde el vendedor entrega la mercancía en el puerto de origen, y CIF (Cost, Insurance and Freight), donde el vendedor se encarga del flete y seguro hasta el puerto de destino. La elección del Incoterm adecuado impacta directamente en el costo total de la operación.

Consolidar carga, planificar envíos, comparar tarifas, usar transporte multimodal y evitar urgencias ayuda a reducir costos sin afectar los tiempos.

Comparar tarifas entre distintos operadores logísticos y utilizar transporte multimodal también ayuda a minimizar costos sin comprometer los tiempos de entrega.

El seguro de carga no siempre es obligatorio, pero es altamente recomendable. Protege la mercancía contra daños, robos o pérdidas durante el tránsito.

Dependiendo del tipo de operación, se pueden contratar seguros específicos como el seguro de transporte marítimo, el seguro de carga aérea o coberturas más amplias que incluyen incidentes en almacenes y manipulación en puertos.

El cumplimiento de normativas aduaneras y la correcta documentación reducen el riesgo de retrasos y sanciones. El monitoreo de envíos en tiempo real permite detectar incidentes y tomar decisiones rápidas en caso de desvíos o problemas en la cadena de suministro.

La elección de proveedores confiables y la diversificación de rutas logísticas ayudan a mitigar riesgos asociados a congestión portuaria o interrupciones en las cadenas de abastecimiento.

Las zonas francas permiten a las empresas almacenar mercancías sin pagar impuestos hasta que los productos sean nacionalizados o reexportados. Esto mejora la liquidez y permite una gestión más eficiente del inventario.

Además, algunas zonas francas ofrecen incentivos fiscales y facilidades logísticas que pueden representar ventajas competitivas en el comercio exterior.

Un operador logístico o Third-Party Logistics (3PL) se encarga de la gestión del transporte, almacenamiento y distribución de mercancías. Es una opción recomendada para empresas que buscan externalizar su logística, reducir costos operativos y enfocarse en su core business.

La contratación de un 3PL puede ser clave en mercados internacionales con regulaciones complejas o alta variabilidad en la demanda.

El aumento en la demanda de transporte marítimo y las restricciones operativas en algunos puertos pueden generar retrasos en la recepción de mercancías y costos adicionales por almacenamiento.

Planificar con antelación, diversificar puertos de entrada y negociar plazos con proveedores logísticos ayuda a minimizar el impacto de la congestión portuaria en las operaciones comerciales.